43 años del CEHINHAC

Mudo testigo de una historia, pronto tricentenaria, el retablo barroco de la capilla de Nuestra Señora de la Luz –también llamada Capilla Secreta o de la Tercera Orden– ubicada a espaldas del altar mayor en el templo del ex-convento de San Francisco en Pachuca, fue la noche del 12 de octubre de 1972, escenario del nacimiento del Centro Hidalguense de Investigaciones Históricas A.C. –grupo que se convirtiera en fermento de la cultura de esta entidad– como lo afirmara tiempo después el periodista Miguel Ángel Granados Chapa, miembro de aquel grupo fundador.

Según el historiador José Vergara Vergara, su construcción se encuentra ligada con el novicio Miguel Ruiz de Castañeda quien al profesar como franciscano en 1734, otorgó a través de testamento renuncia de todos sus bienes y sesión de diversas cantidades en favor de ampliaciones, construcciones del convento de Pachuca y en particular para la ornamentación de la capilla de la Tercera Orden, embellecida con el hermosísimo retablo barroco, que 238 años después sería el extraordinario marco de aquella ceremonia.

La intensa lluvia de aquella tarde, no fue obstáculo, para que un nutrido grupo de pachuqueños, testificara el nacimiento de aquella organización de gambusinos de la historia, que incursionaron también en los terrenos de la geografía, la literatura y el arte de esta entidad federativa.

A los nombres de Raúl Guerrero Guerrero, reconocido académico universitario, quien fungió como su primer Presidente, de Héctor Samperio Gutiérrez, connotado historiador en diversos ámbitos como vice-presidente, de Juan Manuel Menes Llaguno, en calidad de Secretario y Arnulfo Nieto Bracamontes como tesorero se sumaron los nombres de Luis Rublúo Islas ya desde entonces el más ferviente impulsor de este organismo en la Ciudad de México, el doctor Julio Ortega Rivera, conocido por sus investigaciones en terrenos de la arqueología regional, Luis Corrales Vivar en los de arquitectura y el joven José Vergara Vergara, que combinaba sus estudios como historiador con diversas investigaciones en el Archivo de Notarías de la Ciudad de México, aparecieron también Arturo Herrera Cabañas considerado como uno de los más importantes promotores culturales del Estado, Ignacio Bocardo López joven profesionista y académico Universitario, Miguel Ángel Granados Chapa, reconocido periodista mexicano, el abogado Edgardo Guerrero Acosta abogado con afición plena por la historia, Juan Marcial Guerrero Rosado estudiante de la facultad de letras de la UNAM, el sacerdote Rafael Guzmán párroco del templo de San Francisco, autor de un bello opúsculo sobre las misiones en México y quien esto escribe, por entonces abogado litigante y profesor universitario.

Aquel abigarrado grupo, disímbolo en edades, en profesiones, ideologías y condición económica, tenía empero un denominador común: el gusto por la historia de cada uno de sus integrantes y en particular de la historia regional y de manera más precisa del Estado de Hidalgo, materia que entonces adolecía de trabajos que permitieran conocerla, solo dos investigadores habían trabajado este campo a lo largo de los entonces 104 años de vida de esta entidad federativa, a saber, el profesor Teodomiro Manzano e Isaac Piña Pérez, ambos para entonces desaparecidos, el primero en 1954 y el segundo en 1969.

La persistente lluvia de aquella noche, del jueves 12 de octubre de 1972, no fue obstáculo para que un buen número de personas, se diera cita en la hermosa capilla de la Luz, en la primera y solemne sesión pública del CEHINHAC a la que asistió en calidad de padrino, don Rafael Montejano y Aguiñaga, Presidente de la Academia Potosina de la Historia, cuyas primeras palabras quedaron grabadas en la mente de cada uno de los miembros de la nueva organización hidalguense : “De la provincia vengo, de una ciudad que como la vuestra, debe su ser a la ambición del oro; y de una Entidad que como la vuestra, en los primeros misioneros –para vosotros Sahagún el antropólogo; para nosotros Olmos el filólogo– finca el edificio de su investigación regional.

Las piezas oratorias del venerable maestro Raúl Guerrero y de Luis Rublúo, dieron marco al mensaje que el licenciado César Vieyra Salgado, pronunció en representación del gobernador Manuel Sánchez Vite, en cuyo nombre hizo la declaratoria correspondiente. Así se selló aquella noche, al amparo de las doradas estípites del retablo de la capilla de Nuestra Señora de la Luz el nacimiento de aquella institución señera en la investigación hidalguense.

De la pluma de aquel grupo, saldrían en dos décadas –de 1972 a 1992– poco más de 150 obras de historia regional, cientos de artículos periodísticos y de fondo, nueve números de la Revista Teotlalpan, el rescate del Archivo Histórico del Poder Judicial, que permitió la salvaguarda de los archivos regionales, de Tula, Zimapán, Itzmiquilpan, Atotonilco el Grande, Tulancingo, Apan y Zempoala, la constitución del Archivo del Estado, la creación del Centro de Investigaciones del Estado de Hidalgo de la Universidad Autónoma de Hidalgo, la integración de la dirección de investigaciones del hoy Consejo Estatal para la Cultura y las Artes y otras muchas acciones, surgidas con la colaboración e impulso de miembros del CEHINHAC organización creada la noche del jueves 12 de octubre de 1972, mañana hará 43 años.

De aquel esforzado grupo de 12 personas que le integraron originalmente ya que llegó a albergar a 8 personas más, hoy solo cinco sobreviven: Luis Corrales Vivar, Juan Marcial Guerrero Rosado, Luis Rublúo Islas, José Vergara Vergara, Edgardo Guerrero Acosta y quien esto escribe; hoy solo ellos podrán leer estas líneas en el periódico El Sol de Hidalgo, testigo y escenario en sus páginas de nuestras andanzas en los distintos derroteros que marcó la vida para ese puñado de hidalguenses que hoy recordamos: Raúl Guerrero Guerrero, Héctor Samperio Gutiérrez, Arturo Herrera Cabañas, Arnulfo Nieto Bracamontes, Ignacio Bocardo López, Miguel Ángel Granados Chapa y Julio Ortega Rivera, para todos ellos, un recuerdo fervoroso, de quienes hoy les sobreviven.

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Pachuca Tlahuelilpan Octubre de 2015.