Plaza Independencia III, La Plaza de las Diligencias
Una tercera etapa en la historia de la hoy Plaza Independencia de Pachuca, se inicia a partir del año 1841 al establecerse en los terrenos de la antigua Plaza de Toros, la terminal de la empresa que unió mediante transporte de diligencias a la Ciudad de Pachuca con la de México, sitio que más tarde sería asiento de la Compañía de Transportes Pachuca-Atotonilco el Grande y sede del mejor hotel con el que contó la ciudad por más de medio siglo.
El lugar escogido por la compañía de transportes “México-Pachuca S.T.” en 1841, fue la casa de don Francisco de Paula Villaldea, que fuera por más de una década jefe de partido en esta comarca, la misma construcción en que se refugiaron los mineros españoles durante el ataque insurgente a Pachuca, en abril de 1812.
La conexión de Pachuca con la capital de la república requirió de un extraordinario esfuerzo tanto por parte de las autoridades de ambas ciudades, así como de diversos pueblos y comunidades intermedias, pues se hizo necesario trazar y habilitar el camino para la circulación de los coches, de caballos, construir puentes, mejorar las calzadas del lago de Texcoco que debía cruzarse y preparar en Tizayuca la “Venta” o pensión para el cambio de recuas y desde luego para el descanso de pasajeros.
De acuerdo con los datos que se dispone, el trayecto tenía una duración de aproximadamente 9 horas, incluidas las de descanso del pasaje y cambio de recua. Las corridas de la Ciudad de México a Pachuca se realizaban los lunes, miércoles y viernes en tanto que martes, jueves y sábados el viaje era de retorno y los costos eran de un peso 25 centavos por pasajero y de 20 por arroba de equipaje; el periplo iniciaba cuando el viaje partía en la Ciudad de México en el Mesón de Balvanera a las seis de la mañana y concluía a las tres o cuatro de la tarde en la “Casa de Diligencias” de Pachuca y viceversa cuando el destino era la Ciudad de México.
Para brindar un servicio adecuado a los pasajeros, la antigua casa de Villaldea fue sometida a diversas adaptaciones, la primera, fue la restauración de espacios para contar con habitaciones amplias para los huéspedes y otro para servir alimentos calientes a los visitantes; finalmente un sitio especial de macheros para las bestias que arrastraban aquellos vehículos, los que de acuerdo con don Manuel Orozco y Berra transportaban entre seis a ocho pasajeros y un total de 15 arrobas de equipaje (poco más de 200 de nuestros kilos).
En relación a la plaza, las reformas se derivaron del establecimiento de comercios diversos así como merenderos y figones, que alternaban con un crecido número de piqueras y pulquerías sumamente concurridas por los trabajadores mineros. Una antigua foto tomada en 1857, por el fotógrafo Húngaro Pál Rosti, permite apreciar la existencia de crecidos árboles en aquel espacio y la edificación de casas de mampostería, en el ala oriente que colindó por muchos años con el Río Pachuca, hoy Río de las Avenidas.
Como todo espacio público abierto del ayer, la plaza llamada ya de las Diligencias, dio pronto cabida a vendedores de diversos productos, entre ellos a los expendedores de carbón, energético fundamental en el siglo 19, estos que constituían un nutrido gremio, se asentaron en la parte sur de la plaza; esa porción terminó llamándose Plazuela del Carbón.
De acuerdo con Ramón Almaraz, fue en la Plaza de las Diligencias donde el Ayuntamiento de Pachuca mandó construir hacia 1861 la llamada fuente de San Miguel, que con otras dos, se constituyeron en los centros abastecedores de agua de la ciudad, ello fue sin duda lo que mayor impulso dio a la Plaza de las Diligencias para constituirse en uno de los polos de mayor atracción para mercaderes y marchantes. Fue precisamente en esta plaza donde el doctor David Hermosillo abrió la primer farmacia de la ciudad, que bautizó con el nombre de “El Refugio”, instalada en la planta baja de un edificio de amplias dimensiones construido en el ala oriente, más o menos donde hoy se encuentra una reconocida institución bancaria.
Es importante señalar que en esa farmacia que aún existía hacia 1925, se ubicó el primer palacio de Gobierno del Estado, al ser alquilada la planta alta por el Coronel Juan Crisóstomo Doria en 1869, donde además despachó el gobernador Antonino Tagle y lugar donde se efectuaron al menos durante dos años las inscripciones para ingresar al Instituto Literario y Escuela de Artes y Oficios (hoy Universidad Autónoma de Hidalgo).
El 12 de enero de 1869, cuatro días antes de la promulgación del Decreto que crearía el Estado de Hidalgo, dice el Profesor Teodomiro Manzano que “con gran entusiasmo se plantaron los primeros árboles para formar el actual jardín Independencia” en la antigua Plaza de las Diligencias, estos árboles, agrega, fueron traídos de El Hiloche. Hubo además solemnes ceremonias, siendo un verdadero “Día del Árbol”, pues las autoridades y las familias principales hicieron la plantación de aquellas especies que por cierto no se aclimataron.
Sería este el primer acto destinado a cambiar el nombre de esta plaza, que tan pronto como el Coronel Doria se presentó en su carácter de gobernador de la nueva entidad federativa el 27 de enero de 1869, empezaría a denominarse como Jardín de la Independencia, sin faltar quien impulsó el que se le nombrara como Plaza Benito Juárez, lo que dilucidaremos en la próxima entrega.
Pie de Foto: Plaza Independencia en 1919, puede apreciarse el edificio de la farmacia "El Refugio", en el que se estableció el primer palacio de gobierno, la fotografía muestra diversas estructuras para evitar su ruina.
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Pachuca Tlahuelilpan, abril 2016