El kiosco de la discordia

La remodelación de la Plaza de la Independencia, ha dado como siempre, motivos de discusión y desencuentro entre algunos pachuqueños derivados de criterios distintos, como distintos son los gustos por la apreciación artística. Ahora uno de los motivos, es el referente al kiosco o pérgola ubicada en el costado norte de la plancha. Al respecto, una breve mirada a la historia gráfica de la plaza, puede resultar útil en las discrepancias que se mantienen actualmente.

Recuérdese que la plaza que actualmente alberga al simbólico monumento al centenario de la Independencia Nacional, mejor conocido como Reloj Monumental, fue en principio cauce del río Pachuca, hoy de las Avenidas, donde se establecieron algunos ingenios mineros y el espacio de la llamada “Plaza de Toros de Avendaño” para finales del siglo 17, así en 1841 se dio paso a la Plaza de las Diligencias y se establecieron corridas a la Ciudad de México a través de ese medio de transporte, cuya terminal se ubicaba en el hotel que se encuentra en la actual ala poniente.

Después de las catastróficas inundaciones de 1884 y 1886, las autoridades estatales –gobiernos de Rafael, Simón y Francisco Cravioto– lograron el reencauzamiento del río mediante la construcción de un gran vado y la profundización de una nueva vertiente entre los puentes de Ocampo y Leandro Valle, así procedieron a embellecer el jardín que se tendía de la calle de los Mesones, hoy Matamoros a la de Allende, entre el callejón del Comercio hoy Doria y el de los “Cravioto”, actual Nicolás Bravo; fue entonces que se colocó en la porción del norte, un pequeño kiosco de madera con techo de lámina, que aprovechaban las bandas musicales, de Rurales, del Instituto, de la Policía Municipal y otras que se peleaban aquel sitio, los días festivos y domingos.

Fueron precisamente los triunfos de la Banda de Rurales en 1901, los que dieron origen a pensar en la construcción de una torre de conciertos, que a la postre se convirtió en la torre monumental que conmemora el centenario de la Independencia. Por cierto al inaugurarse el reloj el 15 de septiembre de 1910, permaneció en el jardín tendido a sus plantas el antiguo kiosco de madera y lámina, que suscitó acres controversias, por dos motivos: afeaba el panorama y rivalizaba con la torre, tal discusión terminó al concluirse la primera remodelación de la plaza hacia 1925, que desnudó de árboles y arbustos a la plaza, con lo que la enhiesta figura del reloj pareció crecer y embellecerse.

El kiosco quedó sustituido por uno nuevo levantado al sur del Jardín de la Constitución, inaugurado el 1 de mayo de 1926, al abrir sus puertas el mercado que lleva como nombre el de esa fecha. Durante 20 años la Plaza Independencia permaneció sin detalle alguno que rivalizara con el Reloj Monumental, inclusive tras fuertes discusiones se demolió el kiosco de la nevería Chapultepec ubicada en el costado sur y también la estructura del mercado de las flores levantada en un recoveco de la plaza y la calle de Allende.

Cuando en 1943, se demolió el teatro Bartolomé de Medina y la Escuela Laura Lugo, a efecto de construir una más amplia y moderna sala de cine inaugurada un año después, se procedió a remodelar la Plaza de la Independencia, en la que se sembraron árboles y arbustos para delimitar con setos los jardines; fue entonces que se construyó la pérgola que llevó el nombre del músico huichapense, Abundio Martínez. Era de mayores dimensiones que la actual, fue edificado todo con cantera de Tezoantla –la misma que se utilizó 50 años atrás para el reloj– y se siguieron las líneas y estilos utilizados para aquél.

Mi generación y las anteriores a la nuestra, fueron testigos de los enconados debates que provocó tanto la construcción del Adefesio Reforma –así llamado por los pachuqueños de entonces–, como el enjardinado con árboles y setos y desde luego, la pérgola Abundio Martínez. El maestro Leonardo Domínguez, director de la Banda Sinfónica de 1934 a 1956; el reconocido promotor deportivo Florentino Gómez Estrella de los años 60, el abogado y literato de reconocida cultura Carlos Ramírez Guerrero, gobernador del Estado entre 1963 y 1969, expresaron en varios medios, su descontento por el atropello de la sala de cine y por la pobreza estética del jardín y aquella pérgola.

A ello se debió que en 1961, el presidente municipal Humberto Velazco Avilés, procediera a realizar una nueva remodelación del lugar, que desnudado de todo follaje y de la pérgola en discusión, volvió a ser un espacio abierto, así permaneció este lugar hasta 1980, cuando se construyó el estacionamiento, que respetó el sitio como plaza. En 1992, el alcalde Mario Viornery tras efectuar varias mesas de trabajo, sin acuerdos, se decidió poner el proyecto en manos de conocedores del tema, quienes restablecieron en lo posible el jardín de los años 40-50, pero ahora el estacionamiento impidió sembrar árboles; se colocaron arriates con especies arboladas de tamaño regular y se repuso la pérgola Abundio Martínez, ahora realizada en cemento y partes de cantera.

Esta es a grandes rasgos una muy breve historia de la plaza y su kiosco o pérgola, cuya intención es servir como herramienta para determinar la historicidad de tal espacio. Sin duda alguna la construcción de la pérgola Abundio Martínez, carece de valor histórico, la de cantera levantada en 1944, desapareció en 1961 después de exacerbadas discusiones; la actual, que realizada en cemento revuelto con cantera –intentó imitarla– procede de 1992, de modo que son apenas 30 años de kiosco en los 105 que lleva la plaza del reloj.

Desde el punto de vista estético, el problema es de carácter estructural, pues se trata de una plaza, que tiene como elemento esencial al símbolo de la ciudad y del estado, al Reloj Monumental, por lo que según los expertos, nada debe rivalizar con el monumento, como lo apuntaban ya los integrantes del Centro Hidalguense de Investigaciones Históricas en 1981 encabezados por Arturo Herrera Cabañas.

Ojalá que quienes hoy se desgarran las vestiduras por la pérgola, no lo hagan con afanes partidarios o inquietudes protagónicas. La pérgola, ni es monumento histórico ni mucho menos estético, tampoco forma parte de costumbre urbana alguna arraigada entre nosotros, es de tan reducidas proporciones, que como señala Marco Antonio Orozco, actual director de la Banda Sinfónica, ese grupo musical no la puede utilizar de manera cómoda, porque no caben todos sus integrantes; sin embargo hay quien piensa de manera distinta, bienvenidas sus sugerencias y aportaciones, mas conveniente será, que no se apoyen en datos o historias que no existen. Lo ideal sería, si se piensa que la plaza se engalane con un kiosco, se construya uno nuevo más amplio y de mejor factura en los terminados y materiales utilizados; pero piénsese si es lo adecuado para esa extraordinaria plancha que tiene un sólo motivo sobresaliente: el monumento al primer centenario de la independencia inaugurado en 1910, LA TORRE MONUMENTAL DEL RELOJ, y nada más.

Pie de foto: Plaza Independencia en 1935, se observan los prados y la carencia del kiosco, que sería instalado hasta 1944 y duraría hasta 1960, en que regresó la plaza a una imagen parecida a ésta.

www.cronistadehidalgo.com.mx Pachuca Tlahuelilpan, julio de 2015.