El Acueducto de Zempoala Patrimonio mundial (Segunda de dos partes)
El gran acueducto de Tembleque hoy considerado por la UNESCO como obra del patrimonio Universal, recorre una extensión de 30 kilómetros aunque a fin de aprovechar las curvas de nivel se tiende a lo largo de 34 kilómetros. Lo sobresaliente es que entre el venero en las faldas del volcán Tecajete y Otumba hay una pendiente de apenas 250 metros diferencia, en la que hay puntos más altos y depresiones orográficas en las que se aprovechó el principio de “vasos comunicantes” –que aprovecha la presión atmosférica para conducir líquidos a diferentes niveles– que fray Francisco de Tembleque conocía perfectamente después de observar este fenómeno en el acueducto de su tierra natal.
El ducto, tiene 36 centímetros de ancho por 20 de alto, la mayor parte del recorrido es a tajo abierto y se le denomina apantle, la otra que es un tubo completo, cerrado y se aprecia en lugares donde se previeron desmoronamientos de terreno que pudieran obstruir o contaminar el paso del agua, de modo que los apantles –ductos de tajo abierto– se observan en las llanuras altas y en los tres tramos de arquería.
De acuerdo con los datos que consigna el sacerdote Octaviano Valdés, autor de la obra más completa sobre el acueducto, la construcción debió concluirse hacia 1560, es decir 17 años después de su inicio y poco más de un lustro después de la firma del convenio entre los pueblos de Zacuala-Zempoala y Otumba. Fray Jerónimo de Mendieta, cronista de la orden franciscana, visitó la región en 1554, cuando ya se trabajaba en la arquería de Tepeyahualco que es la de mayores dimensiones de todo el trayecto y señala al respecto hice allí muchas noches de paso y vi con mis propios ojos los trabajos y penurias de fray Francisco en aquella construcción magnificente”.
La Barranca de Tepeyahualco, fue el punto más difícil a enfrentar, allí el Padre Tembleque, ideó la construcción una arquería a fin de salvar los 1020 metros de su extensión. La obra consta de 66 arcos, cada uno se halla sostenido por un machón de 2.80 de ancho en el sentido longitudinal y 2.60 de grueso o sea transversalmente. Teniendo en cuenta la altura, del arco principal, resulta una proporción extraordinariamente esbelta para una obra en piedra.
El arco mayor, tiene una altura 38 metros 75 centímetros, que correspondería a un edificio de 10 pisos de 3.5 metros por nivel o como señala el padre Octaviano Valdés en el cabria prácticamente la torre del convento de Zempoala. Es tal la solidez de la arquería, que a pesar de que por más de un siglo cruzó por aquí diariamente el ferrocarril, la arquería no sufrió desperfecto alguno.
Hay sin embargo una terrible destrucción, causada en 1989, en el nicho ubicado en el arco de amarre, en el que la pintura que le adornaba fue bárbaramente restaurada con pintura de aceite, hecho de barbarie derivado de la ignorancia y la falta de respeto a este tipo de tesoros monumentales.
Un detalle que aun pude apreciarse, es el tipo de cimbra o armazón que se utilizó para la construcción de la arquería, en efecto, dos arcos conservan aun, una especie de pared de adobe que puede verse en los arcos contiguos al arco mayor el inmediato del lado derecho –visto de frente – y uno después del lado izquierdo. Estas paredes de adobe, se prologaron en el interior de los vanos de cada arco hasta la cúspide y sirvieron para darle forma a la arquivolta de los arcos, tiempo después de que amacizara la estructura, aquellas paredes fueron retiradas aunque en algunos casos esta permaneció como en los señalados.
Fundamental fue la dirección de los trabajos por fray Francisco de Tembleque, ya que la construcción de ductos, apantles y arquerías, participaron decenas de comunidades de la región, cada una de ellas, en opinión de don Octaviano Valdés, dejo inscrita su participación en una serie de símbolos que aún pueden observarse en distintos puntos de la construcción de la arquería que salva la barranca de Tepeyahualco, aunque existen quienes aseguran que se trata de los símbolos de los maestros de cuadrilla que laboraron en la construcción y no falta quien asegure que se trata de símbolos astrológicos muy usados en las construcciones prehispánicas.
Todo conduce a determinar que el acueducto debió concluirse hacia 1560, es decir 17 años después de iniciado y tras abarcar cinco años en la construcción de la arquería de Tepeyahualco. La llegada del agua a Otumba, se celebró con todo júbilo por los habitantes de aquella población que comenzó a recibir el agua en un depósito que denominaron “La Manal” sitio que surtió también a algunas comunidades vecinas. Es conveniente señalar que a lo largo de todo el recorrido fueron muchas las comunidades que se beneficiaron con aquella agua límpida y fresca que recorre 34 kilómetros de una de las zonas de mayor aridez en el altiplano.
El pasado __ de julio, el también llamado Acueducto de Zempoala fue incluido en la lista de nuevos lugares considerados como patrimonio mundial, fue el colofón de una lucha iniciada al menos 40 años atrás, por el entonces párroco del templo de Todos los Santos en Zempoala, Pbro. Ángel Cerda Corcoles, quien supo enamorar a propios y extraños para rescatar y difundir esta la obra hidráulica más importante del virreinato.
Don Ángel Cerda, republicó la obra de Octaviano Valdés sobre el acueducto y otras relacionadas con la región de Zempoala, inicio arreglos con el Instituto Nacional de Antropología para restaurar y reponer el recorrido del agua, llamó a los municipios vecinos del Estado de México por donde cruza el acueducto, celebró simposios y conferencias magistrales, coloquios y otros actos académicos que llamaron la atención de personajes como Miguel León Portilla, Alfredo López Austin y otros asi como a organismos académicos de la UNAM del INAH y desde luego a la Academia Hidalguense de la Historia.
El propio gobernador Francisco Olvera Ruiz, oriundo de Zempola apoyó los trabajos de rescate y divulgación de esta extraordinaria obra, que a partir de hoy, justo será se convierta también en monumento a la memoria de don ANGEL CERDA CORCOLES.
www.cronistadehidalgo.com.mx Pachuca Tlahuelilpan julio 2015.